martes, 8 de abril de 2014

URGENCIAS EN LA CLÍNICA DENTAL





Cuando sucede una emergencia dentro de la clínica dental, la rapidez se convierte en la pieza clave. Y esa premura pasa por saber actuar con seguridad, tomando decisiones firmes y eficaces. Para lograrlo, resulta imprescindible conocer y seguir un protocolo de actuación. Es obligatorio disponer de un protocolo de emergencia que los profesionales de la clínica conozcan y que sea dirigido por el responsable sanitario o director médico del centro, que será el encargado si hay una urgencia.


El primer paso será identificar la urgencia y actuar en consecuencia. También se deben conocer los síntomas y signos de un accidente cerebrovascular agudo (ictus), una parada cardiorrespiratoria o el síndrome coronario agudo, que son patología muy tiempo-dependientes. El profesional de Odontología debe estar familiarizado con un cuadro de broncoespasmo o una reacción alérgica grave. Lo mismo se puede aplicar a los casos de crisis hipertensivas, mareos o lipotimias, hipoglucemias o crisis epilépticas. Así, tras garantizar la permeabilidad de las vías aéreas, simultáneamente debe contactar telefónicamente con los servicios médicos de emergencia a través de una llamada al número 112 para que tutelen nuestra actitud, evalúen la conveniencia de su presencia y de una eventual evacuación del paciente. Si es necesario, el dentista deberá iniciar las maniobras de resucitación cardiopulmonar y administrar los fármacos adecuados para cada tipo de urgencia.


Aunque es una situación muy poco frecuente, en el peor de los casos los profesionales de Odontología pueden enfrentarse a una muerte súbita dentro de la consulta. En este caso se deben iniciar las maniobras de resucitación cardiopulmonar y solicitar la ayuda de un transporte medicalizado para que evacuen al paciente de inmediato. Las medidas de soporte vital básico no deben abandonarse hasta que el paciente presente signos vitales, hasta que llegue un equipo especializado o si aparece fatiga en el reanimador. En la legislación vigente existen ciertas lagunas sobre la obligatoriedad de utilizar desfibriladores externos semi-automáticos.
Para saber actuar con prudencia y eficacia, la comunicación del trágico suceso debe ser lo más rápida posible, breve y concreta, dando la información necesaria. Si el paciente venía acompañado, hay que disponer de un lugar tranquilo para los acompañantes y alguien del personal de la clínica debe encargarse de estar pendiente de ellos, para trasmitirles las posibles novedades. Nunca hay que dar la noticia de pie en medio de una sala.
El odontólogo debe llevar preparado lo que va a decir, dando tiempo a que los interlocutores asimilen la información. El contacto ocular debe ser directo pero no agresivo; debemos trasmitir seguridad y cercanía a nuestro interlocutor.

Si el odontólogo no se ve capacitado, puede solicitar la presencia de un psicólogo especialista en emergencias para que se haga cargo de la situación.



Clínica dental Maestro

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