Cuando sucede una emergencia
dentro de la clínica dental, la rapidez se convierte en la pieza clave. Y esa
premura pasa por saber actuar con seguridad, tomando decisiones firmes y
eficaces. Para lograrlo, resulta imprescindible conocer y seguir un protocolo
de actuación. Es obligatorio disponer de un protocolo de emergencia que los
profesionales de la clínica conozcan y que sea dirigido por el responsable
sanitario o director médico del centro, que será el encargado si hay una
urgencia.
El primer paso será identificar
la urgencia y actuar en consecuencia. También se deben conocer los síntomas y
signos de un accidente cerebrovascular agudo (ictus), una parada
cardiorrespiratoria o el síndrome coronario agudo, que son patología muy
tiempo-dependientes. El profesional de Odontología debe estar familiarizado con
un cuadro de broncoespasmo o una reacción alérgica grave. Lo mismo se puede
aplicar a los casos de crisis hipertensivas, mareos o lipotimias, hipoglucemias
o crisis epilépticas. Así, tras garantizar la permeabilidad de las vías aéreas,
simultáneamente debe contactar telefónicamente con los servicios médicos de
emergencia a través de una llamada al número 112 para que tutelen nuestra
actitud, evalúen la conveniencia de su presencia y de una eventual evacuación
del paciente. Si es necesario, el dentista deberá iniciar las maniobras de
resucitación cardiopulmonar y administrar los fármacos adecuados para cada tipo
de urgencia.
Aunque es una situación muy poco
frecuente, en el peor de los casos los profesionales de Odontología pueden
enfrentarse a una muerte súbita dentro de la consulta. En este caso se deben
iniciar las maniobras de resucitación cardiopulmonar y solicitar la ayuda de un
transporte medicalizado para que evacuen al paciente de inmediato. Las medidas
de soporte vital básico no deben abandonarse hasta que el paciente presente
signos vitales, hasta que llegue un equipo especializado o si aparece fatiga en
el reanimador. En la legislación vigente existen ciertas lagunas sobre la
obligatoriedad de utilizar desfibriladores externos semi-automáticos.
Para saber actuar con prudencia y
eficacia, la comunicación del trágico suceso debe ser lo más rápida posible,
breve y concreta, dando la información necesaria. Si el paciente venía
acompañado, hay que disponer de un lugar tranquilo para los acompañantes y
alguien del personal de la clínica debe encargarse de estar pendiente de ellos,
para trasmitirles las posibles novedades. Nunca hay que dar la noticia de pie
en medio de una sala.
El odontólogo debe llevar
preparado lo que va a decir, dando tiempo a que los interlocutores asimilen la
información. El contacto ocular debe ser directo pero no agresivo; debemos
trasmitir seguridad y cercanía a nuestro interlocutor.
Si el odontólogo no se ve
capacitado, puede solicitar la presencia de un psicólogo especialista en
emergencias para que se haga cargo de la situación.
Clínica dental Maestro
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