jueves, 16 de mayo de 2013

Tabaco, la amenaza silenciosa.


  El tabaquismo está estrechamente relacionado con la pérdida periodontal, provocando la pérdida de piezas dentales y, junto con alcohol, es el causante principal del cáncer oral; además, es uno de los principales agentes que produce el fracaso de los implantes dentales.
 
Los fumadores tienen mayores niveles de bacterias patógenas en el periodonto y presentan una disminución de las defensas de la encía frente al ataque bacteriano, lo que se asocia con un importante aumento en la susceptibilidad a sufrir una infección periodontal.
  La encía del fumador recibe un menor aporte sanguíneo y de oxígeno, a la vez que disminuyen sus mecanismos defensivos contra las bacterias de la placa bacteriana. Esto justifica que estas bacterias dañinas produzcan una mayor destrucción del conjunto de elementos de sujeción del diente.

  Los fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que esta progrese más rápidamente, sino que en estas personas se suele retrasar mucho más el diagnóstico y, por lo tanto, se retrasa la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad. Pero, además, la enfermedad periodontal suele estar enmascarada en fumadores al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar con su especialista: el sangrado de encías. En estos pacientes, las encías pueden parecer externamente como no inflamadas a pesar de estar enfermas, aunque es habitual una mayor formación de cálculo y sarro y la aparición de tinciones o manchas.


  El tabaco hace que la respuesta al tratamiento periodontal básico (raspado y alisado radicular) y avanzado (cirugía periodontal) sea mucho peor, siendo hasta un 50% menor la mejora en algunos aspectos clínicos. De hecho, la mayor parte de los pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos periodontales son fumadores. La respuesta a tratamientos periodontales más específicos también baja considerablemente en fumadores. La tasa de fracaso de los implantes dentales es 2 veces superior entre la población fumadora, debido a mayores dificultades para que el implante se una al hueso.

  El tabaco es muy irritante y contiene un alto número de sustancias cancerígenas, entre las que destacan la nicotina y el alquitrán. Si además se asocia con el alcohol, que permeabiliza aún más las mucosas, el riesgo de sufrir un cáncer oral se eleva considerablemente. Aunque la incidencia del cáncer oral en la población no es alta (8/100.000), esta patología presenta una alta mortandad porque suele diagnosticarse en estadios avanzados.

  Por tanto, el tabaco es uno de los principales responsables del fracaso de los tratamientos rehabilitadores periodontales, como los implantes dentales, por su acción irritante y anticicatrizante. Además, el tabaco es un factor de riesgo para que los portadores de implantes dentales, cuando estos ya están unidos al hueso, sufran enfermedades periimplantarias.

  Muchas clínicas recomiendan a sus pacientes no fumar en las dos semanas antes de la intervención ni durante las ocho sucesivas, para favorecer la integración del implante.

Clínica dental Maestro
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